Los anticuerpos para uso in vivo contribuyen ampliamente a los avances en el ámbito médico y terapéutico debido a las diversas aplicaciones que tienen. Dentro de las utilidades de los anticuerpos in vivo se encuentran las siguientes:

    1. Neutralización de patógenos. Los anticuerpos in vivo son capaces de unirse a componentes específicos de organismos patógenos, evitando así los efectos perjudiciales que estos causan en el organismo.
    2. Bloqueo. Algunos anticuerpos in vivo han sido desarrollados para interferir en la actividad de moléculas como enzimas o moléculas señal, sirviendo como agentes bloqueantes.
    3. Producción de imágenes. El uso de estos anticuerpos permite la visualización de moléculas concretas dentro del organismo al que se administren.
    4. Activación de rutas metabólicas. Diversas rutas celulares se ven intervenidas por los anticuerpos gracias a su unión a receptores concretos. Los anticuerpos in vivo permiten el estudio de estas rutas en animales de experimentación.
    5. Actuar como agentes terapéuticos. Dentro de los anticuerpos in vivo, los biosimilares imitan a los anticuerpos utilizados en inmunoterapia. Esto permite el estudio de la efectividad de estas terapias en animales de experimentación. Así mismo, también ayudan en el diagnóstico y seguimiento de enfermedades.
    6. Los anticuerpos de uso in vivo también pueden utilizarse en aplicaciones clásicas como Western Blot (WB), inmunoensayos (IF, IHC, IP, etc.) y Citometría de Flujo (FC). Su elevada pureza permite obtener resultados más claros en algunas de ellas.

Dianas más frecuentemente utilizadas

Los anticuerpos de uso in vivo se utilizan, como hemos visto, en infinidad de aplicaciones en investigación. No obstante, algunos de ellos son utilizados con mayor frecuencia debido al interés que suponen las dianas para las cuales están dirigidos. Estás dianas, son las relacionadas con las proteínas PD-1, PD-L1, CD4 y CD8 sobre todo. Entre ellas destacan:

    1. RMP1-14: este anticuerpo es capaz de bloquear la señalización PD-1/PD-L1, uniéndose al receptor PD-1, y aumentando así la capacidad de las células T del sistema inmune para destruir células cancerosas.
    2. 5: su función es agotar las poblaciones de células T CD4+, uniéndose al receptor CD4.
    3. 9G2: el objetivo de este anticuerpo es bloquear la interacción entre la proteína transmembrana PD-L1 y su receptor PD-1 mediante su unión a la proteína. De esta forma, se pretende que el crecimiento tumoral se detenga transitoriamente.
    4. 43: este anticuerpo tiene la capacidad de unirse al receptor CD8α, con el objetivo de agotar las poblaciones de células T CD8+.

Conclusiones

El uso de anticuerpos in vivo es indispensable para poder llevar a cabo ensayos en animales de experimentación, con el objetivo de obtener información precisa sobre, entre otras cosas, los efectos de una terapia específico en el organismo, o la evolución de una enfermedad concreta. Por ello, es de suma importancia escoger anticuerpos para uso in vivo con una gran reputación a lo largo de los años, avalada por un gran número de publicaciones realizadas por los investigadores más punteros de cada campo.

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